miércoles, 12 de diciembre de 2012

La Existencia de Dios y la Creación

I.            La Creación.

Las Sagradas Escrituras (La Biblia). Inicia sus páginas diciendo: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” Génesis 1:1. El termino creó y crear, deriva del hebreo  (ברא  bara) crear de la nada, se refiere única, exclusivamente a lo que atañe a Dios y su acción

Esta palabra aparece en el Antiguo Testamento repetidas veces. Todas hacen referencia al poder creador de Dios. Observe detalladamente las citas bíblicas a continuación:

1.    Génesis 1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

2.    Génesis 1:2  Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno.

3.    Génesis 1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

4.    Génesis 2:3  Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación." [creó e hizo"].

5.    Génesis 2:4  Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos,

6.    Génesis 5:1 Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo.

7.    Génesis 5:2 Varón y hembra los creó; y los bendijo,y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados.

8.    Génesis 6:7 Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.

9.    Éxodo 34:10 Y él contestó: He aquí, yo hago pacto delante de todo tu pueblo; haré maravillas que no han sido hechas en toda la tierra, ni en nación alguna, y verá todo el pueblo en medio del cual estás tú, la obra de Jehová; porque será cosa tremenda la que yo haré contigo.

10. Números 16:30 Mas si Jehová hiciere algo nuevo, y la tierra abriere su boca y los tragare con todas sus cosas, y descendieren vivos al Seol, entonces conoceréis que estos hombres irritaron a Jehová.

11. Deuteronomio 4:32 Porque pregunta ahora si en los tiempos pasados que han sido antes de ti, desde el día que creó Dios al hombre sobre la tierra, si desde un extremo del cielo al otro se ha hecho cosa semejante a esta gran cosa, o se haya oído otra como ella.

12. Salmo 51:10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.

13. Salmo 89:12 El norte y el sur, tú los creaste; el Tabor y el Hermón cantarán en tu nombre.

14. Salmo 89:47 Recuerda cuán breve es mi tiempo; ¿Por qué habrás creado en vano a todo hijo de hombre?

15. Salmo 102:18 Se escribirá esto para la generación venidera; y el pueblo que está por nacer alabará a JAH,

16. Salmo 104:30  Envías tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra.

17. Salmo 148:5 Alaben el nombre de Jehová; porque él mandó, y fueron creados.

18. Eclesiastés 12:1 Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento;

19. Isaías 4:5 Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sion, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda gloria habrá un dosel,

20. Isaías 40:26 Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio.

21. Isaías 40:28 ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.

22. Isaías 41:20 para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo creó.

23. Isaías 42:5 Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan:

24. Isaías 43:1 Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.

25. Isaías 43:7 todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.

26. Isaías 43:15 Yo Jehová, Santo vuestro, Creador de Israel, vuestro Rey.

27. Isaías 45:7 que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto.

28. Isaías 45:8 Rociad, cielos, de arriba, y las nubes destilen la justicia; ábrase la tierra, y prodúzcanse la salvación y la justicia; háganse brotar juntamente. Yo Jehová lo he creado.

29. Isaías 45:12 Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé.

30. Isaías 45:18 Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro.

31. Isaías 48:7 Ahora han sido creadas, no en días pasados, ni antes de este día las habías oído, para que no digas: He aquí que yo lo sabía.

32. Isaías 54:16 He aquí que yo hice al herrero que sopla las ascuas en el fuego, y que saca la herramienta para su obra; y yo he creado al destruidor para destruir.

33. Isaías 57:19 produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré.

34. Isaías 65:17 Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.

35. Isaías 65:18 Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo.

36. Jeremías 31:22 ¿Hasta cuándo andarás errante, oh hija contumaz? Porque Jehová creará una cosa nueva sobre la tierra: la mujer rodeará al varón.

37. Ezequiel 21:30 ¿La volveré a su vaina? En el lugar donde te criaste, en la tierra donde has vivido, te juzgaré,

38. Ezequiel 28:13 En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación.

39. Ezequiel 28:15 Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad.

40. Amós 4:13 Porque he aquí, el que forma los montes, y crea el viento, y anuncia al hombre su pensamiento; el que hace de las tinieblas mañana, y pasa sobre las alturas de la tierra; Jehová Dios de los ejércitos es su nombre.

41. Malaquías 2:10 ¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué, pues, nos portamos deslealmente el uno contra el otro, profanando el pacto de nuestros padres?


El verbo que se destaca es Bara – Actividad que de deriva de Dios únicamente. Hay otros verbos hebreos que se utiliza para la actividad del hombre, como: Asah que significa hacer, y Yatsar que significa formar.

 
         Orden de la Creación:

1er
Día
La luz
2do
Día
El firmamento
3er
Día
Las plantas
4to
Día
Sol, luna, estrellas
5to
Día
Criaturas aéreas y acuáticas
6to
Día
Criaturas terrestres y al hombre
7mo
Día
Sábado (reposo)

 

A través de la Palabra más segura (la Biblia) y su historia narrativa, podemos asegurar que este mundo tiene aproximadamente 6.000 años de existencia. La tierra comenzó su conteo después que Adán y Eva salieron del jardín en el año 4.004 a.C.

 
Desde el principio de todas las cosas Dios estuvo presente para la creación de la tierra. La primera referencia bíblica acerca de la tierra es que estaba “desordenada y vacía”, este termino no significa de ninguna manera que estaba abandonada o algo parecido,  en hebreo se describe como Desordenada y vacía   ( תהו ובהו - thhw w-bhw  “tohu wa-bohu” ).   Más exactamente "desolada y vacía".  Esto implica un estado de desolación y vacuidad, pero sin implicar que la tierra una vez fue perfecta y después quedó arruinada o desolada. En otras palabras expresa algo que no existía. Cuando aparecen juntas las palabras tohu wa-bohu en otros pasajes, tales como Isaías 34: 11; Jeremías 4: 23, parecen ser prestadas de este texto, pero la palabra tohu se emplea con frecuencia sola como sinónimo de inexistencia o la nada (Isaías 40: 17, 23; 49: 4).

Job 26: 7 muestra el significado de esta palabra: "El extiende el norte sobre vacío, cuelga la tierra sobre nada". La segunda parte de este versículo declara que Dios "cuelga la tierra sobre nada" y la primera mitad presenta el paralelo "él extiende el norte sobre tohu [vacío]".

Este texto de Job muestra claramente el significado de tóhu en Génesis 1: 2, en el cual este vocablo y su sinónimo bohu indican que la tierra estaba informe y sin vida. Sus elementos estaban todos mezclados, sin ninguna organización e inanimados.

Cuando la Biblia expresa que “Las tinieblas estaban sobre la faz del abismo” Génesis 1:2 (tinieblas  חשך choshek) no significa que había una profundidad oscura, más bien se refiere a las aguas y como estas estaban sobre toda la superficie de la tierra. Significa además el bramido de las aguas, las olas rugiendo. Todos los elementos para la creación estaban, pero mezclados sin ninguna organización que pudiera sostener la vida.

El Abismo  תהום thwm [tehom], del verbo הום hwm [hum], "rugir", "bramar", y se aplica con frecuencia a las aguas bramadoras, a las olas rugientes, o a una inundación y de ahí las profundidades del mar (Salmo 42: 7; Éxodo 15: 5; Deuteronomio 8: 7; Job 28: 14; 38: 16). "Abismo" es una palabra antigua y se usa aquí como sustantivo.

El registro bíblico muestra que originalmente no había luz sobre la tierra y que la materia de la superficie estaba en un estado fluido porque "la faz del abismo" es paralela con "la faz de las aguas" en este versículo.

El Espíritu de Dios se movía sobre las….” En armonía con las Escrituras El Espíritu de Dios es el Espíritu Santo, la tercera o una de las tres personas de la Deidad, quien ejerce el papel de agente divino de Dios en todos los actos creadores, ya sea de la tierra, de la naturaleza, de la iglesia, de la nueva vida o del hombre nuevo.

En Las Sagradas Escrituras, desde el mismo principio de sus escritos aparecen muy bien representados, el carácter manifiesto de Dios (Padre, Hijo, Espíritu Santo). Tienen igual personalidad, Carácter, naturaleza; al Hijo se le llama de esa manera porque tomó nuestra naturaleza humana, pero no porque sea inferior al Padre. Hay igualdad de grandeza entre ellos. ¿Cuál es entonces la función del Espíritu Santo?.


1.    Dios es el creador y sustentador de todas las cosas.

2.    Cristo es el mediador e intercesor del hombre.

3.    El Espíritu Santo es el agente que llama al corazón a arrepentirse.
                                                                        

Veamos algunos pasajes de Las Escrituras que mencionan a un Dios triuno: Mateo 28:19; Marcos 1:9-11; 2Corintios 13:14; Judas 1:20,21; 1Juan 5:7


Esto descarta la idea de que las tres Personas sean tres roles distintos de la divinidad. Por otro lado, el uso del plural en distintas formas verbales usadas por Dios mismo nos indica que éste son varias personas y no una sola: “hagamos” (Génesis, 1: 26-27), “descendamos”, “confundamos” (Génesis, 11: 7-8), “¿quién irá por nosotros?”(Isaías, 6: 8) Debemos deducir por tanto que Dios es uno en tres personas iguales, coeternas y unidas en propósito.




 

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Usted delante del juicio de Dios

1844 ¡Qué año!. En 1844 sucedieron tantas cosa pero dos cosas muy relevante:
1.   El telégrafo transmitió su primer mensaje;
2.   Hubo un gran despertar religioso: los gobiernos de Turquia y China abrieron sus puertas al cristianismo, y la antorcha de la verdad fue llevada por David Livingstone al corazón del Africa. Sí, 1844 fue un año muy importante para nuestro inquieto mundo.


1844 ocupó también un lugar destacado en los atrios celestiales. Ese año terminó el período profético de los 2.300 días de Daniel 8:14. Comenzó entonces en el cielo el juicio investigador: se iniciaron las sesiones de la Corte Suprema del Universo.
Dios no quería que el mundo ignorara este acontecimiento tan importante. Centenares de veces se presentaron en muchos países las profecías de Daniel y Apocalipsis. Millares de personas volvieron a Dios y se pusieron a estudiar la Palabra, en particular las profecías, entre otras éstas:
Hasta dos mil trescientos días de tarde y mañana; y el Santuario será purificado (Daniel 8:14).


¡Diciendo en alta voz: Temed a Dios, y dadle honra; porque la hora de su juicio es venida y adorad a aquel que ha hecho el cielo y la tierra y el mar y las fuentes de las aguas (Apocalipsis 14:7).
 
 
El tribunal comienza a sesionar
 
Estuve mirando hasta que fueron puestas sillas, y un Anciano de grande edad se sentó, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su silla llama de fuego, y sus ruedas de fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él, millares de millares le servían y millones de millones asistían delante de él. El juez se sentó, y los libros se abrieron (Daniel 7:9,10).

Evidentemente hay libros en el cielo y ha llegado el momento en que los ángeles examinen su contenido bajo la dirección de Dios. El juicio investigador es la tercera etapa de la obra expiatoria de Cristo. En la primera actuó como cordero expiatorio al ofrecerse en sacrificio para salvar a la humanidad. En la segunda, como sacerdote intercesor entre Dios y los pecadores arrepentidos. En la tercera sella su obra expiatoria en favor de cuantos han confesado sus pecados, de acuerdo con el antiguo ritual hebreo que se cumplía en el día de las expiaciones (Levítico 16:20).
 

Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí en las nubes del cielo como un Hijo de hombre que venía, y llegó hasta el Anciano de grande edad, e hiciéronle llegar delante de él (Daniel 7:13).
Así como el Padre y el Hijo crearon juntos el mundo, juntos estarán para juzgar a los hombres y decidir quiénes tendrán un lugar en el mundo venidero. Sin duda alguna "el Anciano de días" es el Padre, y el "Hijo del hombre" es Cristo, quien se acerca para participar en el juicio. Como nuestro Sumo Sacerdote o Abogado, Cristo defiende nuestro caso ante el Padre o Juez Supremo.
Hijitos míos, estas cosas os escribo, para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos ante el Padre, a Jesucristo el justo. El es la propiciación por nuestros pecados; y no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo (1 San Juan 2:1, 2).
Si lo hemos negado, él nos negará a su vez. Una condición indispensable para que Cristo nos defienda (o confiese, según sus propias palabras), es que también nosotros lo confesemos a él.
 
Y os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios, Mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios (San Lucas 12:8, 9).
Como resultado de este juicio investigador, los redimidos quedarán separados de los réprobos, pues revelará a quiénes anduvieron como Cristo anduvo, y quiénes se negaron a obedecer. Repetimos, habrá dos clases: los redimidos y los condenados. Ambos grupos resucitarán corporalmente para recibir la recompensa o el castigo.
 
En Daniel 7:14, se describe la sesión inaugural del juicio investigador, cuyo fallo es inapelable. En esa escena grandiosa el profeta ve millones de seres celestiales que están delante de Dios listos para dar testimonio de su misericordia y su justicia (versículo 10). La sesión comienza y los libros se abren. Entonces nuestro Señor Jesucristo se une al Padre para examinar cada caso y juzgarlo, de acuerdo con lo que está escrito en esos libros. Una vez concluido el juicio, Cristo entra en posesión de su reino como "Rey de reyes y Señor de señores".

¿En que código se basará este juicio?
 

 
 
El Nuevo Testamento nos dice que seremos juzgados de acuerdo con la Ley de Dios.
 
Así hablad, y así obrad, como los que habéis de ser juzgados por la ley de libertad (Santiago 2:12).
¿Cuál es la ley de libertad? Los Diez Mandamientos, tal como se indica claramente en Santiago 2:11:
 
Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no hubieres cometido adulterio, pero hubieres matado, ya eres hecho transgresor de la ley.
¿Cuántos de ellos se usarán para medir las almas de los hombres? Todos. No se dejará un solo mandamiento.
 
 Porque cualquiera que hubiere guardado toda la ley, y ofendiere en un punto, es hecho culpado de todos (Santiago 2:10).
 
Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas (San Mateo 5:18).
Bienaventurados entonces los que hayan andado como Cristo, que hayan guardado los mandamientos de su Padre (San Juan 15:10), y que, por el poder del Espíritu Santo, hayan sido fieles a Dios.
 
Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad (Apocalipsis 22:14).
Apreciado alumno: ¿Tiene Cristo en sus manos las riendas de su vida? ¿Se siente usted impulsado por su amor a Dios a guardar toda su ley, por su gracia, inclusive el mandamiento referente al sábado?
 
En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. Porque este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son penosos (1 San Juan 5:2, 3).

 
 
¿Cómo examinará Dios mi vida?
Dios posee datos precisos acerca de nuestra naturaleza física (Salmo 139:15, 16). Sabe cuántos cabellos tenemos (San Mateo 10:30). No podemos ocultarnos de él (Salmo 139:1-12). Conoce hasta nuestros más íntimos pensamientos (1 Reyes 8:39). De acuerdo con la profecía, nuestro Señor magnificó la ley de Dios. Lo hizo observando fielmente cada mandamiento al punto de que vivió "sin pecado". También lo hizo al desentrañar el más intimo sentido de los mandamientos, tal como lo vemos en el Sermón del Monte, donde va del cumplimiento exterior a la intención del corazón. En efecto, en ese sermón Jesús declara que el odio es homicidio, los pensamientos impuros adulterio, y las formas huecas hipocresía.
Apreciado amigo, las meras apariencias no resistirán el examen del tribunal de Dios. Dios examinará los móviles que inspiraron nuestras palabras y acciones, y los juzgará según su Palabra.
 
Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos; y que alcanza hasta partir el alma, y aun el espíritu, y las coyunturas y tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón (Hebreos 4:12). En ese día todos los secretos de nuestro corazón aparecerán desnudos delante de los ojos de Dios.
En ese día todos los secretos de nuestro corazón aparecerán desnudos delante de los ojos de Dios.
 
 El día que juzgará el Señor lo encubierto de los hombres conforme a mi evangelio, por Jesucristo (Romanos 2:16).
 
 ¿No demandaría Dios esto? Porque él conoce los secretos del corazón (Salmo 44:21).
 
Pusiste nuestras maldades delante de ti, nuestros yerros a la luz de tu rostro. (Salmo 90:8).
 
Los libros de Dios, de acuerdos con las escrituras
 
¿Cómo puede conocer Dios todos los detalles de la vida de aquellos que duermen en la tumba desde hace siglos? El es omnisapiente: lo sabe todo. Además, hay ángeles, mensajeros, que están encargados de llevar los libros del cielo y mantener al día sus anotaciones.
 
 Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para corroborar a los que tienen corazón perfecto para con él (2 Crónicas 16:9).
 
¿No son todos (los ángeles) espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de salud? (Hebreos 1:1 4).
No es extraño que los ángeles participen en el juicio.
 
No sueltes tu boca para hacer pecar a tu carne, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se aire a cause de tu voz, y que destruya la obra de tus manos? (Eclesiastés 5:6).
El libro de la vida -- Dios tiene un libro en el cual se consignan los nombres de quienes lo amen y le sirven.
 
 Mas en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallaren escritos en el libro (Daniel 12:1).
 
Antes gozaos de que vuestro nombre está escrito en los cielos (San Lucas 10:20).
Es evidente que los nombres escritos en ese libro pueden ser borrados.
 
 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de lo que está escrito en este libro (Apocalipsis 22:19).
 
Sean raídos del libro de los vivientes y no sean escritos con los justos (Salmo 69:28).
Finalmente, los que cometen el pecado imperdonable, del cual hablaremos en otra lección, serán borrados del libro de la vida.
 
Que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito. Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a este raeré yo de mi libro (Exodo 32:32, 33).
Cuán hermosa es la promesa hecha por el Señor con la visión que le dio a San Juan:
 
El que venciere, será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles (Apocalipsis 3:5).
Como consecuencia del juicio investigador se borrarrán ciertos nombres que están escritos en el libro de la vida y se confirmarán otros. ¡Cuán importante es entonces que nuestro nombre esté escrito en ese libro! Apreciado amigo, ¿estará el suyo escrito allí? Sólo si lo está podrá usted llegar a ser ciudadano de la patria eterna.
El libro de la memoria. -- Cuando Dios inscribe el nombre de alguien en el libro de la vida también lo inscribe en el libro de memoria, en el cual se anotan a la vez, todas las obras de bien realizadas por amor a Dios y a la humanidad.
 
... y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehova, y para los que piensan en su nombre (Malaquías 3:16).


 
¿Qué se borrará: mi nombre o mi pecado?
Terrible será la suerte de millones cuyos nombres nunca se inscribieron en el libro de la vida porque nunca confesaron al Señor. Pero será igualmente terrible la de aquellos que tenían el nombre inscrito en ese libro y luego se les borró al concluir el juicio investigador. La pregunta es: ¿Por qué borra Dios un nombre después de haberlo inscrito?
 
Diciendo yo al justo, de cierto vivirá, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no vendrán en memoria, sino que morirá por su iniquidad que hizo (Ezequiel 33:13).
 
 Los que se conforman con una apariencia de piedad, y al mismo tiempo niegan el poder de Dios en su vida, descubrirán demasiado tarde que no construyeron su carácter sobre Cristo, la Roca de los siglos. A esas personas el Señor les dirá:
 
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos; mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos (San Mateo 7:21).
En vista de que Dios posee una información detallada y exacta de nuestra debilidad humana y de nuestros pecados, y siendo que no podemos comparecer ante el tribunal para defendernos, ¿qué esperanza tenemos de ser indultados? En su misericordia, nuestro Padre celestial nos da un Abogado tan poderoso que nunca perdió un solo pleito.
 
 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos ante el Padre, a Jesucristo el justo (1 San Juan 2:1).
 
... porque yo sé a quién he creído, y estoy cierto que es poderoso para guardar mí depósito para aquel día (2 Timoteo 1:12).
Cristo será nuestro defensor, si le confiamos nuestra causa. Cada día debemos conversar con nuestro abogado divino, Jesucristo, para que nuestra situación sea clara. Si obramos así seremos indultados. De lo contrario, nos pondremos bajo la condenación divina. Debemos confesar nuestros pecados antes que nuestro nombre sea llamado a juicio.
 
Los pecados de algunos hombres, antes que vengan ellos a juicio, son manifiestos (1Tlmoteo 5:24).
Mientras dura el juicio investigador, mi pecado puede ser perdonado. San Pedro dice que si nos arrepentimos, Dios borrará nuestros pecados cuando lleguen los tiempos "del refrigerio".
Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; pues que vendrán los tiempos del refrigerio de la presencia del Señor (Hechos 3:19).
¿Qué promete hacer Dios con nuestros pecados en ese momento?
 
Venid luego, dirá Jehová, y estemos a cuenta. Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana (Isaías 1:18).
Yo, yo soy el que borro tus rebeliones « por amor de mí, y no me acordaré de tus pecados (Isaías 43:25).
Nuestros pecados serán borrados, no porque lo merezcamos sino porque "de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda mas tenga vida eterna (San Juan 3:16). ¡Cuán maravilloso es el amor del Señor por criaturas indignas como nosotros! Apreciado amigo, ¿le ha pedido usted a Jesús, su Abogado, que borre sus pecados de manera que pueda libremente comparecer en juicio delante de Dios? Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, es el único que puede defender nuestra causa. Pero lo hará solamente si le confesamos nuestros pecados directamente a él.
Dios conoce nuestra debilidad y simpatiza con nosotros. Jesús vivió en esta tierra y sabe contra qué tenemos que luchar.
Porque no tenemos un Pontífice que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado (Hebreos 4:15).
En el Salmo 87:4 y 5, se nos dice que nuestro Señor tendrá todo en cuenta: nuestra herencia, nuestro ambiente, nuestras tendencias naturales. Sabe qué ocasiones de hacer el bien se nos ofrecieron. Sí, Dios lo tendrá todo en cuenta.
 
Jehová contará cuando se escribieren los pueblos: Este nació allí (Salmo 87:6).
¿No es maravilloso saber que Dios conoce todo lo que nos concierne y que además nos ama? Es nuestro Padre, y es el Juez de los atrios celestiales, y Jesús, nuestro amigo y hermano mayor, está a su lado. ¡Qué pensamientos consoladores son éstos!
 
Y él juzgará el mundo con justicia; y juzgará los pueblos con rectitud. Y será refugio al pobre, refugio para el tiempo de angustia (Salmo 9:8, 9).

 
El fin del juicio investigador
Los justos muertos serán juzgados primero. Leamos:
 
Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿qué será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? (1 San Pedro 4:17).
 
Y de la manera que está establecido a los hombres que mueran una vez, y después el juicio (Hebreos 9:27).
Pronto llegará el día en que se considerará el nombre del último de los muertos. Entonces se comenzará a juzgar a los vivos. Y tendremos que comparecer, por así decirlo, delante del tribunal de Dios. Aunque ignoremos el momento en que ello ocurra, el juicio proseguirá y se tomará la decisión final.
Cuando se esté juzgando a los vivos, el juicio investigador estará por terminar. Dios dice a su pueblo:
Daré mis leyes en el alma de ellos, y sobre el corazón de ellos las escribiré. Y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo (Hebreos 8:10).
Cuando el juicio termine, nuestro Señor dejará el lugar santísimo en el santuario celestial, porque su obra expiatoria habrá concluido. Entonces resonarán estas palabras:
El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es sucio, ensuciese todavía. Y el que es justo, sea todavía justificado; y el santo sea santificado todavía. He aquí, yo vengo presto, y mi galardón conmigo (Apocalipsis 22:11, 12).
Cuando nuestro Señor reciba el reino, regresará en las nubes de los cielos y reunirá a sus escogidos, que estarán esparcidos por toda la tierra. El nombre de esos bienaventurados se hallará escrito en el libro de la vida del Cordero. Apreciado amigo, ¿se está preparando usted para ese acontecimiento extraordinario?


 
Asegúrese desde ahora los servicios de su abogado
Cierto famoso abogado se paseaba a orillas de un lago cuando vio a un hombre a punto de ahogarse. Rápidamente se despojó de algunas prendas, se echó al agua para salvarlo y lo trajo a la orilla. Muchos años más tarde, siendo juez, un criminal compareció ante él. Antes de pronunciar la sentencia, el juez dio al acusado la oportunidad de decir algunas palabras. El hombre habló:
--Señor juez, ¿no se acuerda de mi? Hace muchos años usted me salvó cuando estaba a punto de ahogarme. ¿No puede salvarme ahora?
--En ese momento yo era su salvador --le dijo el juez--. Ahora soy su juez. La justicia de Dios y de los hombres exige que lo condene.
Apreciado amigo, el Señor Jesucristo es su Salvador ahora. Dios dio todo lo que el cielo tenía para salvarlo. Con placer defenderá su causa delante del tribunal de Dios si usted le pide ahora que sea su Abogado. Llegará el día en que será demaciado tarde, porque cuando concluya el juicio investigador ya no podrá defenderlo. Ahora, hoy, es el día de la salvación. Confíele su caso al Señor ahora mismo.